domingo, 20 de noviembre de 2011

…y el cine habló.

Primera banda sonora

Estamos acostumbrados a mirar una película con su correspondiente banda sonora, y estamos tan habituados a ella que la damos por sentado sin darle a veces la importancia que merece como elemento clave de la puesta en escena y del que depende en gran medida la efectividad de la película para transmitir su mensaje.
La banda sonora o “El Sonido” (en sentido amplio) tiene por objetivo brindar información al espectador y, en atención a la cantidad proporcionada, puede desagregarse jerárquicamente en diálogos, música y sonidos.
Más aún, de acuerdo a Laurent Jullier y con el fin de analizar su participación en la construcción del lenguaje cinematográfico, se debe descubrir la función (o funciones) que cumple “El Sonido” (y los elementos que lo componen) durante cada minuto del filme y que puede ser: primitiva o primaria, en la medida que el sonido impacta nuestro inconsciente (nos cautiva, impacta, asusta, perturba), que nos causa una “impresión sonora” que busca ponernos a “tono” con una emoción acorde a la imagen.
El sonido también puede tener una función útil aporta información de la fuente que lo producen, ya se trate de fuentes que vemos a cuadro o que inferimos (fuera de campo), la distancia de las distintas fuentes (planos sonoros), así como del lugar donde se produce (una cueva, al aire libre, en un salón, etc.).
Por último, el sonido alcanza la fase de sofisticación cuando se transforman en signos codificados como los utilizados en el habla o en el sistema musical.
Desde los primeros años del cine sonoro (mejor dicho, del cine con sonido sincronizado) las técnicas y profesionales para “construir” el sonido se han multiplicado, es tan posible encontrar rodajes donde se apuesta al micrófono de la videocámara o a la grabación de “sonido directo” (el movimiento Dogma 95 incluía entre sus postulados la obligatoriedad de usar sonido directo), hasta equipos nutridos de una media centena de profesionales encargados de los micrófonos, tomas, regrabación, ajustes, diseño, etc.
En cualquier caso, el departamento de sonido ha ido cobrando una importancia cada vez mayor en la industria a tal grado que, hoy por hoy, es considerado un factor inegable tanto de calidad estética como de éxito comercial.
Un departamento de sonido bien plantado contará con tres equipos que trabajarán bajo la batuta del “sound designer” (diseñador de sonido): el primer grupo (la unidad de sonido) que trabaja junto con la unidad de fotografía, grabando los diálogos y sonidos disponibles durante el rodaje, y que está formado por los microfonistas (operadores de “boom”) y los ingenieros de sonido. El segundo grupo comprende a los editores de sonido quienes estarán a cargo de añadir, reemplazar o mejorar las pístas grabadas durante el rodaje (fase de “spotting”), y montar el resultado en una banda sonora. Durante el “spotting” intervienen los equipos (o encargados) de efectos especiales sonoros, de postsincronización de la voz (voces grabadas en estudio que sustituye a la grabación “en directo”), de musicalización y de creación de sonidos (encargados de crear la “voz” para una criatura específica). Los editores de sonido deben presentar más de una mezcla de sonidos para que el director pueda elegir.
Consola de mezcla
Por último, el equipo de los “sound mixers” (mezcladores) y los recorders que reúne todos los sonidos, diálogo y música y lo mezclan de la mejor manera posible para grabar la mezcla final (“mix” o “dub”).
Por lo general, el editor (de imágenes) eligirá a su “sound editor” y a su “sound mixer” bajo el entendido que la mezcla final deberá estar supeditada y ajustarse al corte final de la imagen en el caso de que existan inconsistencias.
Coppola (“Apocalypse Now”- Walter Murch) y Lucas (“La guerra de las galaxias”- Ben Burtt), fueron tal vez los primeros directores en “diseñar” el sonido de sus películas, y aunque la tendencia se mantiene, la imagen y el sonido no están en pie de igualdad: los relieves sonoros son sutilezas que reptan desde nuestros oídos al subconsciente para dejarnos grabadas las películas bajo la piel.

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