domingo, 20 de noviembre de 2011

La iconografía del cine.


Stalker.- Tarkovsky
Hemos hablado sobre las distintas formas como se estructura en relato cinematográfico, esto es, los distintos elementos que constituyen y que articulan la puesta en escena.

Sin embargo, ello corresponde a hablar del continente más que del contenido, hablamos de los elementos formales y sólo cuando recurrimos al ejemplo específico de una secuencia estamos adentrándonos en el resultado final, en el lenguaje articulado, en lo efectivamente “dicho”.

Sin embargo, además de los elementos propios de la puesta en escena, existen imágenes recurrentes en los distintos filmes que funcionan a modo de un rastro de migajas que permite una lectura fácil por parte del espectador porque forman parte de un imaginario creado por el devenir fílmico.

Y esta iconografía contemporánea, estos “motivos visuales” son una puntuación dramática que nos permite develar de la mejor manera el argumento, es una suerte de economía narrativa que además permite salvar la duda permanente de un director ¿se entiende lo que quise decir?.

Así es que se ha creado una especie de imaginería que a modo de tarot se despliega ante el espectador, ya se trate de personajes ante elementos arquitectónicos como escaleras, puertas o ventanas; accesorios como relojes o espejos; accidentes climáticos: nieve, lluvia, vientos, relámpagos; la puntuación de un horizonte abierto o una postura corporal.

Tres colores, azul.- Kieslowski
Así, por ejemplo, un personaje ante un espejo implica una mirada al interior, una revisión de la historia personal y la inconformidad con lo visto. En este sentido, no es gratuita la expresión de Borges sobre la abominación que supone un espejo que multiplica no sólo a la humanidad sino a sus miserias.

La mirada ante un espejo siempre es reflexiva que marca tanto el momento previo a la decisión de un cambio de rumbo (que normalmente se enfatiza con el estallamiento del reflejo) o la melancólica revisión del pasado (“Fresas Salvajes”).

De igual forma, la escalera es un mensaje de tránsito, el paso en el tiempo de un estadío a otro, Este tránsito puede ser tanto a un mejor lugar en cuyo caso los altos de la escalera representan el poder, el triunfo, el cielo o la seguridad del espacio privado (las recámaras siempre se encuentran en las plantas altas) o bien, su antítesis, el paso hacia lo secreto y abominable (por ejemplo en “Psicosis” donde la maldad se asienta en el superyo de Normas Bates).

The Tenant.- Polanski
La escalera también puede señalar el camino contrario, bajar una escalera puede indicar adentrarse en el mundo primigenio o del subconsciente (“El laberinto del fauno”) o, en otro caso, el regreso a la seguridad cuando el peligro habita en las alturas (“Cabo de Miedo”).

Así como las puertas presuponen un tránsito físico, las ventanas (en tanto que no son sólo rendijas) indican un itinerario mental. Una mujer mirando a través de una ventana, es siempre un personaje buscando un escape del espacio doméstico.

La ventana es una señal de los deseos de superación o de la lujuria, pero también, transida por una mirada melancólica, el recuerdo de la ausencia. La ventana es tanto la espera esperanzada como en la premonición de la pérdida amorosa.

Y la ventana también indica la reclusión (física o mental) cuando no es el personaje el que observa sino que es observado, siendo nosotros, los espectadores, testigos de su prisión.

Blade Runner.- Cameron
Finalmente, entre la simbología de fenómenos naturales, se destaca la lluvia. El rumor de la lluvia es una forma de silencio, pero también un estado de ánimo. La lluvia puede indicar lágrimas (en “Casablanca”, Rick lee la carta de despedida de Ilsa bajo la lluvia), o la tristeza infinita (“El coronel no tiene quien le escriba”) e incluso la euforia absoluta como en “Cantando bajo la Lluvia”.

La lluvia también acompaña los mundos postapocalípticos (“Blade Runner”) y advierte la fatalidad inminente, el tiempo de morir (“Los Siete Samurai”) o bien es el mensaje de la cólera divina (“La tormenta perfecta”).

Etcétera… la lista es casi interminable, pero esas pequeñas pistas, esta iconografía es una convención no establecida pero aceptada que se ha construido a partir de una complicidad entre autores y espectadores,

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