martes, 2 de noviembre de 2010

Te cuento un cuento…


Y siguiendo con el tema de la narración: ¿quién narra en una película?

En el género Negro es fácil definir al narrador: el propio personaje se hace cargo y se manifiesta como una voz en off que va describiendo sus propias acciones, en estos casos hablamos de un personaje-narrador. También, incluso puede suceder como en Belleza Americana que el personaje-narrador se transforme en un oráculo y nos augure su propio destino: “Me llamo Lester Burnham… tengo 43 años y en menos de un año estaré muerto.”

Puede suceder que este narrador también se manifieste como una voz en off, pero que no se identifique con los personajes principales: en La Femme d’à Coté de Truffau (1981) la narradora es un personaje que se presenta en aparte al principio de la película, pero que no vuelve a intervenir.

Cuando se busca reconstruir un relato o personaje se puede recurrir a la narración polifónica, es decir, mediante distintos puntos de vista, como ejemplo de ello tenemos Rashomon de Kurosawa o Pulp Fiction de Tarantino (cada capítulo está a cargo de un narrador distinto).

El narrador y la cámara pueden adoptar el mismo punto de vista, en estos casos, el plano subjetivo nos obliga a adoptar las percepciones del propio personaje, en La Escafandra y la Mariposa de Julian Schnabel (2007) la narración no sólo se estructura a partir de planos subjetivos, sino que logra recluirnos en el cuerpo maltrecho de Jean-Do.

Ahora bien, cuando no existe una voz en off a quien achacar la función narrativa, nos enfrentamos a un narrador transparente, un nivel narrativo neutro que no interviene en el argumento de la película, en este caso, el discurso narrativo se construye a partir de las imágenes y la acción se presenta sin que medie la intervención del narrador, esto es, nos abandonamos a la construcción del mundo fílmico.

La narración también puede ofrecernos un conocimiento ilimitado cuando nos hace participar de la totalidad de la película: hechos, actos, pensamientos y sentimientos de los personajes: el suspenso, por ejemplo, está basado en ese conocimiento del espectador y desconocido para el personaje que lo pone en una situación de inminente peligro.

Pero también puede manifestarse como una narración objetiva y limitada que no nos permite penetrar en la psicología de los personajes y que sólo podemos conocer lo que se evidencia en la pantalla, ya mencionamos Sin Aliento de Godard y al Cine Clásico como ejemplos de este tipo de narraciones.

No existen mejores o peores narraciones, todo depende de la inteligencia del autor para elegir el tipo que sirva mejor a su puesta en escena.

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