martes, 2 de noviembre de 2010

¿Qué contamos cuando contamos una película?


Narrar es contar algo: una cadena de eventos con una relación causa-efecto que se sucede en el tiempo-espacio (Bordwell). Las películas narrativas (existen filmes no-narrativos como los surrealistas, por ejemplo)  y otro tipo de cuentos, siguen el mismo esquema: una situación desencadena una alteración en el cosmos (cruce de fuerzas, conflicto o detonante) que deberá ser resuelto para para imponer nuevamente el orden.

Ahora bien, qué pasa en el cine, como espectadores nuestra principal fuente de  conocimiento es lo que efectivamente pasa en la pantalla, ahora discriminemos, en una cinta se nos presentan dos tipos de elementos los diegéticos y los no diegéticos. Serán parte de la diégesis (palabrota que quiere decir historia recontada) todos los pertenecientes estrictamente al desarrollo de la historia, y extra diegéticos todos aquellos que aunque aparecen a cuadro no son parte de la historia, no afectan a los personajes y se dirigen exclusivamente al espectador: insertos (imágenes que sirven para puntuar o enfatizar, por ejemplo, los encabezados de periódicos muy usados en el cine clásico), los créditos, la música incidental (sirve para puntuar y no tiene su origen en el mundo de la historia), etc.

La diégesis (los eventos presentados explícitamente) y el material no diegético forman el argumento de una película, el argumento por lo tanto es objetivo y no necesita del espectador para existir.

Por otra parte, la “historia” (en sentido estricto) o trama de una cinta es resultado de la actividad cognitiva del espectador que debe completar la historia en su mente a partir de las claves ofrecidas por el argumento, entonces la historia es un resultado subjetivo que requiere de la habilidad del espectador para inferir (consciente o inconscientemente) sucesos que no se muestran en pantalla y que pueden reconstruirse a partir de objetos, actitudes o diálogos de los personajes. Esta interacción nos permite como espectadores construir una historia más amplia o incluso diferente de la que cuenta la línea argumental, pero también puede darse el caso que el narración sea tan vaga o que se nos escamoteen de tal forma las claves o motivaciones de los personajes que seamos incapaces de construir una historia más amplia que el argumento. Por ejemplo, Sin Aliento de Godard no nos permite conocer las motivaciones de Michel lo que nos obliga a aceptar el sinsentido de la historia.

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