Con el ataque a Pearl Harbor, EUA entra oficialmente a la Segunda Guerra Mundial, lo que originó el colapso del idílico y esperanzado sueño americano de la clase media americana.
En el marco de esta angustiosa situación, el entonces primerizo John Huston llevaría al cine la adaptación de una obra maestra de Dashiel Hammet: “El Halcón Maltés” (EUA, 1941) que marcaría el inicio del que sería bautizado por Nino Frank como cine negro (1946).
El origen literario del cine negro debemos buscarlo entre las novelas criminales de Raymond Chandler y Hammet (entre otros) publicadas bajo la colección “Série Noire” de la casa editorial Gallimard. En estas obras se retrataba un mundo sombrío donde los otrora clarísimos límites entre el bien y el mal se difuminan.
El ambiente opresivo de inseguridad donde la justicia es ineficiente y el poder es corrupto es representado por marcados claroscuros en los que las sombras son extensiones de la pobre moral y contradicciones de los personajes.
El héroe del cine negro se encarna por un derrotado detective, cínico y violento que se mantiene en un precario equilibrio entre la redención y el vicio. El protagonista del cine negro más que un héroe es un antihéroe, alejado de la moral impoluta, conocedor de los mundos bajos y de las almas que ahí sobreviven, este hombre siempre estará marcado por un pasado corrupto del que intenta, sin afán ni éxito, alejarse. La actitud cínica del héroe siempre será un patético intento de mantenerse por encima de la corrupción de su entorno y un claro anticipo del agridulce final que normalmente termina con el fracaso del protagonista.
Como contraparte o némesis del héroe caído, tenemos a uno de los íconos más impactantes del cine: la femme fatale, la mujer de belleza fría y espectacular que siempre es una trampa que arrastrará al héroe hacia su perdición.
Aunque el cine negro tuvo su auge durante los años 40 y 50, (con filmes en blanco y negro que resaltaban el dramatismo de la iluminación), directores posteriores a estas décadas como Robert Altman, Polanski, Ridley Scott, los hermanos Cohen y Quentin Tarantino retomaron sus elemntos para crear el Neo-Noir, un movimiento que incorpora a un ambiente opresivo y desesperanzado, personajes violentos y con pérdida de identidad (incluso con amnesia), que subrayan el tema de la relativización de la brújula moral. Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia.
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