domingo, 25 de septiembre de 2011

El maestro Godard


Su pasión inagotable por el cine que lo hacía deambular continuamente entre los programas de la Cinemateca y los cineclub parisinos, lo llevó a trabajar como crítico cinematográfico en “Cahiers du Cinéma” donde se sumaría a André Bazin, François Truffaut, Éric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette para engendrar la “Nouvelle Vague”.

Después de un par de cortos, Godard inició el rodaje de su primer largometraje: “Sin Aliento” (1959) sobre un guión de Truffaut y con la colaboración de Claude Chabrol. La película que cuenta la epopeya de un delincuente de poca monta (Jean-Paul Belmondo) por recuperar un dinero, huir de la policía y reconquistar a su amada estadounidense Patricia (Jean Seberg), supuso una revolución y se convirtió en la película ícono de la Nouvelle Vague.

“Sin aliento” es la ruptura total con el lenguaje cinematográfico tradicional: el uso de cámara en mano, el tratamiento tipo documental, la utilización de digresiones, el uso del lenguaje grosero (y de la discontinuidad) como provocación, además del uso laxo del guión que favorece la improvisación, los apartes de los actores, la alteración del raccord (continuidad narrativa) ya sea con movimientos de cámara o fundidos, provocando asincronías. Como él mismo afirmó: “Una película ha de tener planteamiento, nudo y desenlace, pero no necesariamente en ese orden.”

En los siguientes años, Godard colaboró con otros integrantes del movimiento como actor, co-director o productor, a la vez que dirigió películas destacadas (“Banda aparte”, “Pierrot el loco”, “Alphaville”, etc.).

A partir de “Made in USA”, el cine de Godard suma al radicalismo formal, el radicalismo político (“La China” y “Weekend”) y son la antesala de su adhesión al maoísmo.

Durante el Mayo de París (1968), Godard, Truffaut, Polanski y otros cineastas hacen suspender el Festival de Cannes en apoyo al movimiento estudiantil y obrero.

En este mismo año, dirige el documental “Sympathy for the Devil” que muestra simultáneamente el nacimiento de la canción de los Rolling Stones y otros discursos revolucionarios.

La creación del Grupo Dziga-Vertov daría como resultado películas rodadas en 16 mm, influenciadas por el cine de propaganda soviético y que abandonan el campo de la ficción para transformarse en “ensayos fílmicos” con un discurso marxista radical.

Todavía comprometido con la militancia revolucionaria, Godard probó a dirigir obras más digeribles como “Todo va bien” (1972), sin embargo en 1976 con “Aquí y en otro lugar”, Godard abjuró de sus creencias maoístas.

La década de los 80 marcó el retorno de Godard al formato de 35mm. De esta década destaca la polémica “Yo te saludo, María” (1985) a la que siguió la serie documental “Histoire(s) du cinéma” donde Godard da su punto de vista sobre la historia del cine y que más que un relato compagina, superpone y contrapone imágenes, elementos gráficos y palabras.

Durante el nuevo siglo, Godard ofrece a su público “Elogio del amor” (2001) una reflexión sobre el efecto del tiempo sobre el amor y los eventos cotidianos de las relaciones (encuentros y desencuentros) mostrados a través de tres parejas de distintas edades.

Con una estructura de “sinfonía de tres tiempos”, “Nuestra Música” (2004) y “Un filme socialista” (2010) son críticas a los prejuicios, ideologías y sueños de la humanidad donde ya sea a través de los tres reinos de Dante (Infierno, Purgatorio y Cielo) o de un crucero que nos lleva por génesis y mitologías, Godard nos obliga a mirarnos al espejo y a poner en duda el sustento de nuestras ideas más queridas y de las problemáticas sociales ante las que preferimos cerrar los ojos.

Godard ha sido acusado de críptico y algo hay de eso: sus películas son revulsivas porque nunca ha pretendido tener espectadores que no estén dispuestos a declarar, como él mismo lo ha hecho, una lucha abierta al conformismo de las mentes contemporáneas. Nuestra tarea, ahora, es hacer las conclusiones pertinentes.

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