jueves, 20 de enero de 2011

Fantástico y maravilloso


El género fantástico es un género de ficción en el cual los elementos principales del argumento son imaginarios, irreales y sobrenaturales. La vastedad de su definición nos permite identificar subgéneros como lo fantástico (en sentido estricto) y lo maravilloso, aunque también podemos encontrarlo mezclado con la ciencia ficción, el surrealismo y la película de horror.

Si bien todo el cine fantástico se caracteriza por la aparición de elementos imaginarios, en el subgénero fantástico (strictu sensu), seres extraños e inexplicables irrumpen en el universo conocido y provocan miedo entre los habitantes. Esta definición puede causar confusión con la película de horror, sin embargo, esta última pone el acento en buscar la respuesta emocional del espectador por lo que muchas veces utiliza recursos gore como el exagerado derramamiento de sangre.

Lo fantástico abreva en la literatura no realista de los siglo XVIII al XX (Edgar Allan Poe, el romanticismo y la novela gótica), sus personajes son el Diablo en todas sus encarnaciones, los brujos, los muertos vivientes (vampiros, zombies, fantasmas), los monstruos psicológicos (científicos locos, el maníaco, el asesino serial), los monstruos animales (dragones, criaturas prehistóricas o gigantes, animales enloquecidos)  o el monstruo fisiológico (el lisiado o las “creaciones” humanas abominables y contra natura).

Su tema siempre será la lucha por restaurar el orden: el Bien contra el Mal, del hombre contra Dios, de la ciencia contra la divinidad, sus escenarios serán lugares oscuros y húmedos, atmósferas pesadas ambientadas con iluminaciones expresionistas o colorimetrías saturadas de matices azules.

Destacan como ejemplos del cine fantástico: “Los pájaros” (Hitchcock, 1963), “Eraserhead” (Lynch, 1978), “eXistenZ” (Cronenberg, 1999), “Drácula” (Coppola, 1992), “Sexto Sentido” (Shyamalan, 2001), “Los otros” (Amenábar, 2001), la saga de Harry Potter, etc.

El cine maravilloso, por su parte, es la creación de un sueño colectivo, del desbordamiento de la ficción para buscar la fascinación del espectador, es la creación de un universo alterno con leyes y personajes propios.

Lo maravilloso es la suma de la magia y la fantasía, mientras lo fantástico hace referencia a las fuerzas descendentes, a la angustia y al miedo por el orden amenazado; lo maravilloso juega con la luz, con fuerzas ascendentes, con la inocencia absoluta y la bondad.

El imaginario de este género está constituido por historias amables donde seres sobrenaturales y míticos como hadas, hechiceros y faunos se pasean por tierras encantadas o entre sueños. Lo maravilloso busca la entrega total del espectador al universo mágico creado y a sus fantasías.

En lo maravilloso no sólo caben películas de magia y fantasía (“El Mago de Oz”, Fleming, 1939), también incluye el heroic fantasy que aporta una dimensión épica (“El Señor de los Anillos”), las leyendas (“Sleepy Hollow”, Burton, 1999), los cuentos, los mitos, las fábulas y alegorías, las historias de fantasmas —siempre que los espectros sean amables y no terroríficos— y el onirismo.

El onirismo (la transmutación del sueño en un universo cinematográfico) merece una mención especial, aunque forma parte también de lo maravilloso, diversos realizadores lo han utilizado para  enriquecer sus obras y crear espacios donde se mezclan los sueños y el real aunque no sólo se inscriban dentro de este género (Fresas Salvajes, Bergman, 1957; 8 ½, Fellini, 1963; Sueños, Kurosawa, 1990)

Por último, la ciencia ficción y el surrealismo también abrevan en lo fantástico, sin embargo se les clasifica por separado ya que la Sci-Fi crea convenciones propias (se desarrolla en el futuro, en estaciones espaciales, con robots, mutantes y extraterrestres, etc.) y el surrealismo simple y llanamente prescinde de todas las convenciones narrativas por lo que crea su propia corriente.

Ahora bien, si cada película crea su propio universo ¿realmente existe el cine realista

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