Este judío bajito y feo, originario de Brooklyn, es uno de los directores más prolíficos e influyentes de nuestra época y un apasionado clarinetista que desde hace más de 25 años no deja pasar una semana sin presentarse en el escenario del Café Carlylel (hasta 1997, se presentó en Michael’s Pub). El propio Woody Allen justificó que se olvidó de pasar por el Óscar que ganó por Annie Hall porque era un lunes de jazz.
Mucho antes que llegara la fama como realizador, Woody Allen se inició como escritor, primero de chistes para algunos periódicos para después incursionar hacia la producción televisiva donde cultivó su típico humor judío.
Sus primeras experiencias con el mundo del cine fueron como guionista, sin embargo la decepción que le causaban los trabajos de dirección le empujaron a tomar el control de sus propias películas, así que en 1968 rueda su primera película “Take the money and run” (escrita, dirigida y actuada por Woody). Resultó ser un éxito para el placer de la empresa productora que se había arriesgado a apoyar a un realizador absolutamente desconocido.
Esta fama le aseguró a firmar un contrato con United Artists que le otorgaba control absoluto sobre la producción de sus obras. Bajo este sello rodó “Bananas” (1971), “Todo lo que quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar” (1972) “El dormilón” (1973) y “Amor y muerte: La última noche de Boris Grushenko” (1975).
Sus primeras obras se basan en comedia de gags, pero ya en La Última Noche de Boris Grushenko se aprecia un argumento más complejo que explora la psique humana y que culminaría en 1977 con “Annie Hall”.
Con un guión extraordinario de compleja comedia psicológica, Annie Hall incluye apartes (los personajes hablan directamente a la cámara), saltos de continuidad, diálogos y pensamientos (voz off y voz in) que se empalman y hasta una parodia de Blancanieves y los siete enanos.
Annie Hall también marca el inicio de una larga saga de películas ambientadas en Nueva York y personajes neuroticos, obsesionados con el amor, la aceptación, el sexo y la muerte entre los que a menudo aparece el propio Woody.
En los años 80, Allen explora el género dramático con “Interiores” (1978), “Otra mujer” (1988) y “Septiembre” (1987) que rinden homenaje a Bergman y Fellini, aunque mantiene el camino de la comedia con “La rosa púrpura del Cairo” (1985), “Hannah y sus hermanas” (1986) y “Crímenes y Pecados” (1989).
De la década de los 90 destacan “Sombras y niebla” (1991) que rinde culto al expresionismo alemán; “Maridos y esposas” (1992) que logró dos nominaciones a los Oscar por Mejor Actriz Secundaria y Mejor Guión Original), “Balas sobre Broadway” (1994), con la que cosechó una nominación a los Oscar a Mejor Director, y “Todos dicen que te amo” (1996), comedia musical y una de las películas más singulares de Allen.
"Deconstruyendo a Harry" (1997), también de esta época, es una de las películas más agresivas y poco apreciadas de Woody Allen, cargada de referencias a Fresas salvajes de Ingmar Bergman y edición al estilo de Godard, es la mejor muestra de las sátiras más oscuras de este director.
El nuevo siglo no trató bien a Woody, desde “Pícaros Ladrones” (2000) hasta “Melinda y Melinda” (2004), sus producciones fueron grandes fracasos, sin embargo “Match Point” (2005), su primera película rodada en su totalidad en otro continente, lograría la reivindicación de su maestría.
Desde entonces, Woody Allen ha mantenido a Europa como escenario de sus películas porque alega que “sobrevive mejor” en ese mercado y tal vez sea cierto porque “Vicky Cristina Barcelona” (2007) repitió el éxito de Match Point y le valió un Oscar a Penélope Cruz como mejor actriz secundaria.
Este año, Allen presenta “Conocerás al hombre de tus sueños” una película que nos hace reflexionar sobre el desencanto, el fracaso y sueños rotos. Definitivamente no es una de sus grandes obras, pero muy disfrutable y un recordatorio de la incansable creatividad de este neoyorkino neurótico.
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