miércoles, 5 de mayo de 2010

El Espacio Filmado

Uno de los principales retos de los cineastas ha sido el articular adecuadamente los distintos aspectos de la puesta en escena para transformar una superficie bidimensional (la pantalla) en un espacio profundo y con dimensiones. En este sentido hablamos de tres aspectos distintos: el volumen de los objetos filmados, la profundidad de campo y la articulación del espacio de la película.

Con respecto al volumen representado en una imagen, el ojo, habituado a ver tridimensionalmente, tiende a discriminar fácilmente entre figuras planas y cuerpos gracias a la manera como la luz y las sombras se dibujan sobre los últimos.

Para crear la profundidad, el director podrá privilegiar el primer plano, los planos medios o el fondo, ya sea mediante el uso del color (los colores pálidos por su falta de carácter tienden a “hundirse”); de la iluminación (a mayor brillantez, el objeto se situará más cerca del espectador); por variaciones de tamaño (los objetos grandes son percibidos en un plano más cercano a los que son pequeños) y la perspectiva lineal (las líneas convergentes o con punto de fuga crean un fuerte efecto de profundidad).

Aun cuando no existe un espacio real detrás, a los lados o al frente de la pantalla, también existen fórmulas para dotar de significación al espacio fuera de campo (“off”) y enriquecer la narrativa de una película,

Por ejemplo, el movimiento, las entradas (y salidas) de personajes u objetos a cuadro nos permiten inferir un espacio del que provienen estos elementos; los encuadres de “cuerpo cortado” que obligan al cerebro a completar la porción del personaje u objeto no mostrada en la imagen; el sonido: el ruido ambiental, nos permite recrear el entorno de la historia y el sonido o una voz cuyo origen no vemos, crea conciencia de esos“lugares” distintos a la pantalla.

Por último, otra forma de articular el espacio es mediante la pantomima de los actores: las miradas a “off” generan una expectativa sobre lo que capta la atención del personaje; el lenguaje corporal puede señalar hacia “otros espacios”, y el “aparte” da significado al espacio “off” frontal cuando el personaje habla al espectador.

Lo que no se ve es más impactante que cualquier imagen, es el poder de lo sugerido y del silencio y en ello, precisamente, radica el poder del fuera de campo.

David Bordwell y Kristin Thompson, Arte Cinematográfico. McGraw Hill, México, 2003.

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