¿Me van a decir que no les gustan las películas de animación? Casi todos crecimos con los “cartoons” de Disney, Walter Lanz o Hanna Barbera, por eso a veces pensamos que la animación es cosa de niños, sin embargo, es una de las grandes categorías del cine: películas de animación, de ficción y documentales.
Mientras que en las películas de ficción y los documentales, la cámara captura en tiempo real la acción viva (live motion), la película de animación debe recrear el movimiento de objetos inanimados, lo que supone una producción artesanal y complicada fotograma por fotograma.
La animación puede utilizar técnicas bi o tridimensionales. Son bidimensionales el uso de figuras (recortes, sombras, siluetas), los dibujos animados y la “animación sin cámara” que consiste en la manipulación directa de la película ya sea rayándola, pintándola o pegándole objetos planos.
La animación tridimensional, por su parte, puede recurrir a personajes y objetos de arcilla o plastilina (la serie de Wallace and Gromit, por ejemplo); a la técnica de modelo que utiliza marionetas con cabezas, rostros y extremidades intercambiables para imitar la pantomima de actores reales (Tim Burton utilizó esta técnica en Nightmare before Christmas), y la pixelización, técnica creada por Norman McLaren (fundador del departamento de animación de la Office National du Film Canadiense) que consiste en congelar el movimiento de intérpretes para crear un efecto bizarro de discontinuidad.
‘Ahora bien, las posibilidades narrativas de la animación no se limitan a historias infantiles, en toda la historia del cine existen buenos ejemplos de películas de animación para adultos, por ejemplo, la ficción Persépolis (2007), el falso documental Vals con Bashir (2008) y decenas de películas experimentales que recurren a la animación (abstracciones con papel recortado, alfileres y arenas coloreadas).
A partir de los años 80, la tecnología digital desplazó a la animación artesanal: las computadoras permiten crear modelos más realistas, más ricos en expresiones y texturas y con movimientos más fluidos, lo que ha dado lugar a una invasión de imágenes generadas en las películas de ficción, ya sea como un medio de trucaje o de efectos especiales.
¿De qué otra forma Neo podría saltar de un lado al otro de la Matrix si no fuera con la animación?
Vincent Pinel, Géneros Cinematográficos. Robinbook, Barcelona, 2009.
Colaboración del 21/04/2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario