El melodrama, mejor conocida como la telenovela, es la tragedia del pueblo, el falso drama es un conjunto de temas y personajes estereotipados: la heroína –sobra decir que debe ser virgen o por lo menos inocente y bien intencionada–, la antagonista que le hace la vida de cuadritos, el galán potentado, etc. y sin embargo, sigue siendo una fórmula exitosa por el alivio que brinda.
Mientras en la tragedia griega la catarsis se logra con el sacrificio del héroe, aquel ser humano noble que por soberbia reta los designios divinos y pone en peligro la integridad del cosmos; la heroína del melodrama se asienta en personajes extraídos de los más bajos estratos sociales (eventualmente descubrirá su noble estirpe perdida) y tiene su origen en la farsa y la comedia, recordemos que para los griegos, lo amoroso o lo trágico eran emociones exclusivas de las altas esferas e incomprensibles para el pueblo.
El melodrama es uno de los géneros más recurridos por el cine y adoptados por la televisión porque su mensaje conservador incita a la resignación, promete recompensas futuras y poco realistas (la cenicienta mil veces encarnada y bautizada que será reconocida como una princesa perdida y que estará de esta forma autorizada a desposar al príncipe azul de doble nombre, siempre que haya defendido su virtud contra las acechanzas de los groseros seres que pretenden corromperla desde su infancia). En resumen, el melodrama representa la doctrina católica: los pobres resignados, abnegados y buenos serán premiados, mientras los villanos serán castigados más tarde que temprano: la más básica idea de justicia, el ex machina a su máximo poder.
La catársis del melodrama cumple los anhelos más naturales del ser humano: el deseo de justicia (que nunca se da por mano propia), la virtud recompensada, el mal castigado... en mayor o menor grado, todos aspiramos a ello. Lo que cuesta creer es la cadena de errores, traiciones y castigos que debe sortear la protagonista para triunfar, sufriremos con ella y lloraremos su desgracia porque la cascada lacrimógena es nuestra redención y limpieza. No en vano los americanos llaman al melodrama el tear-jerker (el sacalágrimas).
La estructura del melodrama es sencilla: un encadenado de reveses que fraguarán en la muerte del villan@ y la apoteosis de nuestra sencilla y virtuosa heroína, un final feliz que nos sacará una sonrisa de alivio oculta tras el pañuelo arrugado lleno de lágrimas y mocos.
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