Los protagonistas de las películas de artes marciales se enmarcan en el mito del héroe, del caballero andante: el personaje que se enfrenta al mal sin esperar recompensa. Este subgénero del cine de aventuras tuvo su origen en el imaginario colectivo de Asia, por una parte, en Japón en los samurais y su Código Bushido, y en China, gracias a la tradición de los monjes-guerreros del templo Shaolín.
Al igual que suele pasar con muchas obras del cine de aventuras, la credibilidad de las motivaciones y la coherencia de la película se demerita en favor del enfrentamiento básico del Bien contra el Mal. Pocas veces en películas de artes marciales vemos complejidad dramática o psicológica, sumado a la producción en serie de los años setenta en adelante, no es gratuito que conceptualicemjos las películas de artes marciales como un conglomerado de trucajes baratos, bandas sonoras de esperpento, el tan odioso ralentizado de secuencias y el énfasis grosero a golpe de zoom.
Akira Kurosawa, sin embargo, nos demostraría que se pueden hacer excelentes películas de sable, junto con su actor fetiche Toshiro Mifune (que años después sería nuestro Animas Trujano) nos regalarían La Fortaleza Escondida y Los Siete Samurais.
En China las películas wu-xia-pian (películas caballerescas) y de wu-shu (artes marciales) tuvieron un auge desmedido. Entre 1928 y 1931 se produjo la friolera de 250 películas de este subgénero. En los treinta, el Kuomintang prohibió las películas de artes marciales, lo que representó su desaparición del continente, pero el germen se mantuvo vivo en Hong Kong, y para los años sesenta y setenta, los grandes estudios honkoneses de producción industrial intensiva revivieron el wu-xia-pian.
Entre 1971 y 1973, el wu-shu alcanzó niveles internacionales gracias a Bruce Lee y el kung-fu. Las películas de Lee abandonaron los temas históricos y optaron por la espectacularidad de la coreografía del Pequeño Dragón. Sin embargo, la temprana muerte de Lee definió un quebranto para este subgénero, Jackie Chan no fue capaz de levantar la estafeta, y Jet Li no ha demostrado ser lo suficientemente carismático a pesar de su técnica y rapidez.
En épocas recientes, directores como Ang Lee y Zhang Yimou han revivido las películas de artes marciales: el Tigre y el Dragón, La Casa de los Cuchillos Voladores, Héroe son espectaculares superproducciones cargadas de efectos especiales, muy distantes formalmente del wu-xia-pian de serie.
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