miércoles, 2 de junio de 2010

La mirada de la cámara.

Ya hemos hablado de cómo se va creando el relato cinematográfico, desde su traducción del guión en imágenes, la puesta en escena (escenario, vestuario, maquillaje, iluminación, actuación, movimientos, sonido y el manejo del tiempo y el espacio), la articulación el tiempo y el espacio mediante planos, y la búsqueda de la coherencia a través del montaje.

También en su momento señalamos que el cine descubrió su capacidad para multiplicar el punto de vista del espectador lo que le permitir ser testigo de ángulos y acciones que como observador común le estarían vedados, esta es la “mirada” de la cámara.

Esa mirada cinematográfica se traduce en distancia o perspectiva (close-up, medium shot o panorámicas), ángulo (vista en picado, neutra o en contrapicado), nivel (nivelado o en plano holandés) y altura (en vista de pájaro, vista de espectador, cerca del piso) de los encuadres, pero también se ha utilizado el desplazamiento de la cámara para acompañar a los personajes (función descriptiva) o para puntuar acciones o emociones (función dramática).

Griffith descubrió la intensidad que se podía lograr al acercarse al rostro de una actriz para enfatizar una emoción y los cineastas pronto descubrieron el poder evocativo de los movimientos de cámara: el paneo o toma panorámica como medio para describir un paisaje; el travelling (desplazamiento de la cámara por el espacio usando dolly o al camarógrafo) horizontal para mostrarnos algo que ignora el personaje; el travelling vertical (se utiliza grúa) para indicar alejamiento, enajenación o el zoom que es un efecto óptico y no un movimiento que se usa generalmente para enfatizar las amenazas.

También en su función dramática, el contrapicado (mostrar a un personaje desde un ángulo bajo y por lo tanto “amenazante”) se utiliza como una forma de demostrar su poder o la amenaza que representa; los picados (tomas desde ángulo alto y con los personajes empéqueñecidos) reflejan derrota moral o física; los planos holandeses (planos inclinados o en desequilibrio) indican locura o percepción perturbada.

Sin embargo, como bien lo afirma Bordwell, no debemos caer en la tentación de asignar significados absolutos a la mirada de la cámara, lo anterior sólo debe servirnos de un punto de partida para desentrañar la función que cumplen los movimientos de cámara en el conjunto total de los elementos de la película.

David Bordwell y Kristin Thompson, Arte Cinematográfico. McGraw Hill, México, 2003.
Marie Anne Guerin, El relato cinematográfico. Paidós, España, 2004.

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